TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN PARA LA INTERCULTURALIDAD


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RETOS Y CONTEXTOS : INTERCULTURALIDAD Y DESARROLLO SOSTENIBLE


En la articulación que realiza el INDEPA del enfoque intercultural, la importancia de la interculturalidad radica en el reconocimiento que hace del pluralismo cultural como aporte estratégico de desarrollo, implicando a la población en un nuevo modelo de desarrollo y promoviendo "las capacidades personales y libertades en el marco de un desarrollo sostenible, con equidad social y preservación del medio ambiente".

Esta orientación es reforzada por la UNESCO (2010) que señala el diálogo intercultural como una herramienta base para la renovación de los enfoques de desarrollo y la aplicación de sus estrategias. Desde la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (1992) la sostenibilidad se concibe en función de tres pilares: la viabilidad económica, la atención social y el respeto por el medio ambiente. Dada esta extensión, la interculturalidad aparece – junto con la diversidad cultural – como una dimensión transversal fundamental a todos los sectores de desarrollo. En palabras de Jesús Martín Barbero (2007) el desarrollo se liga a una cooperación pensada y efectuada a partir del eje diversidad/interculturalidad, llegando a redefinir la cooperación en el desarrollo como práctica de interculturalidad, es decir, una relación entre culturas ya no unidireccional, sino interactiva y recíproca donde cada cultura acepta que la cooperación es una acción transformadora.

En el contexto del desarrollo sostenible, la actitud intercultural aporta la capacidad de reconocer la especificidad cultural de estilos de vida, modos de producción, formas de gobernanza, valores y visiones del mundo, y orienta de forma necesaria la viabilidad de cualquier proyecto. Este reconocimiento es determinante en términos de pertenencia de cada proyecto de desarrollo por parte de la población detentora, como se demuestra en iniciativas de medios comunitarios de comunicación, turismo rural comunitario, redes productivas artesanales o agrícolas; y en materia de sostenibilidad ambiental, biodiversidad, donde se propicia la sinergia de las prácticas locales de gestión y conservación de los recursos naturales con otros conocimientos externos especializados.

Esto conduce a la cuestión decisiva de la propia sostenibilidad de las culturas y de su vínculo con la interculturalidad. Martín Barbero (2010) ha identificado tres vectores básicos sobre los que se mueve esta sostenibilidad: la conciencia que una comunidad tiene sobre el capital cultural propio; la capacidad de la colectividad para tomar decisiones que permitan conservar y renovar su capital cultural; la capacidad de abrir la cultura propia al intercambio e interacción con otras culturas del país y del mundo. Aquí es donde las tecnologías de la información y la comunicación detentan un rol estratégico para el empoderamiento e involucración de los propios actores en los procesos de revitalización y gestión de sus conocimientos desde una conciencia de territorio y de interfaz con los flujos de la globalización.


































 
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